Documento programático feminista, Comité Americano IUSY 2018 “Sin feminismo no hay socialismo”

El Comité Americano de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas –IUSY, por sus siglas en inglés– reunido entre el 11 y el 14 de noviembre en la ciudad de Asunción, Paraguay, con el objetivo de reflexionar en torno a la lucha del movimiento feminista en América, conociendo de las situaciones actuales que se desarrollan en cada uno de nuestros países, así como de los procesos y desafíos colectivos para vencer al machismo, el patriarcado, el conservadurismo, la violencia y la inequidad de género.

En América se han desarrollado múltiples movimientos sociales que visibilizan una serie de realidades injustas y naturalizadas para las mujeres. El movimiento Ni Una Menos/Ni Una Más, la campaña por el aborto libre, seguro y gratuito, las marchas en contra de la violencia de género, la demanda de justicia para Marielle Franco, solicitar educación sexual integral y educación no sexista, el surgimiento de hashtags en redes sociales como: #MeToo, #VivasNosQueremos, #CuentaloTú, #SomosLaMitad #QueremosParidad#MiPrimerAcoso, #NiñasVisibles, #LasNiñasPueden, #NoQuieroTuPiropo, #EleNão; todos los cuales convergen en el amplio espectro de demandas feministas.

En ese contexto, nos pronunciarnos sobre una serie de puntos:

La urgencia de debates feministas en la región

En nuestro continente la agenda feminista ha emergido con fuerza en una nueva ola, entendiendo que tanto el patriarcado como el capital constituyen barreras de desigualdad que empobrecen la calidad de vida de las mujeres. La lucha es mucho más apremiante, si consideramos que el avance de las fuerzas conservadoras está representando una amenaza directa a la lucha feminista. Vemos como la realidad de la violencia de género, en todas sus formas, se encuentra generalizada en el continente y transversalizada en todos los niveles de la sociedad. Queremos incidir en la formación de leyes, programas políticos y políticas públicas que incorporen una perspectiva de género. Sin embargo, es importante tener claro que esto no se puede agotar en el ámbito del Estado, sino que tenemos que apuntar a un profundo cambio cultural en nuestras sociedades.

Requerimos fuerzas políticas coherentes con la agenda feminista

Nuestras juventudes deben ser el vivo reflejo de la agenda que declaramos, llevando a la práctica el discurso feminista. Entendemos que un socialismo auténticamente democrático debe representar los principios antipatriarcales, decoloniales y que aporten una mirada interseccional a nuestros países. A partir de este Comité nos comprometemos con avanzar en protocolos contra la violencia de género, para tratar los casos que tengan lugar en las organizaciones; a promover la participación política efectiva de las compañeras en forma paritaria en nuestros partidos; a insertarnos y acompañar los movimientos sociales y luchas autónomas de las mujeres en los países; así como también, nos damos a la tarea de cuestionar fuertemente la idea de un modelo heteronormado y androgénico de forma hegemónica.

Fortalezcamos la participación política de las mujeres

Identificamos como obstáculos a la participación política de las mujeres la inexistencia o debilidad de los procesos de cuotas en elecciones populares, la falta de formación política con una perspectiva feminista, la ineficacia de los partidos a la hora de incentivar la participación de las compañeras, la invisibilización de vocerías femeninas en espacios políticos y una débil descentralización de la representación en los espacios subnacionales. Para estos obstáculos creemos que es importante trabajar activamente en favor de la autonomía política de las mujeres, potenciando las capacidades que, en todos los sentidos, tienen las mujeres para participar activamente en los espacios de la esfera pública.

Generemos las condiciones para un trabajo decente para las mujeres

Hemos visto de cerca, ya que es evidente, como las mujeres de América trabajan en empleos informales, en condiciones precarias, por mayores tiempos y con menor salario que los hombres. En efecto, los trabajos no remunerados siguen siendo formas de empleo invisibilizado y minimizados en nuestras economías, realidad ante la cual apuntamos decididamente a la formación de Sistemas Nacionales de Cuidado que contribuyan a mejorar la vida de las mujeres que han sido relegadas a estas labores por su condición de género, clase social, lugar de procedencia, edad o pueblos originarios y afrodescendientes. Del mismo modo, la realidad de las jóvenes que, por distintas razones, no acceden a educación u oportunidades laborales, es preocupante y nos impulsa a buscar mecanismos de garantía de estos derechos sociales, siendo la ampliación de la educación pública, gratuita y de calidad la mayor herramienta para ello.

Aspiramos a una educación con perspectiva de género

Nos hemos sumado, y daremos continuidad, a la demanda por una educación no sexista a lo largo de todo el ciclo educativo. Atendiendo, con particular atención, los procesos de eliminación de estereotipos de género, promoción de la participación activa de mujeres en áreas del conocimiento masculinizadas, exigir mayor presencia femenina en la cabeza de nuestros centros de educación superior, instalar la paridad en la representación estudiantil. Estas demandas no reemplazan, sino que complementan, la lucha activa que llevamos por ampliar el acceso de niñas, jóvenes y mujeres al derecho a una educación pública, gratuita, integral, laica y no sexista.

Queremos una vida libre de violencia para las mujeres

Nos mantenemos firmes en la defensa del derecho de las mujeres americanas a una vida libre de violencias. Esto incluye la necesidad de ampliar la concepción de violencia, y así penalizar acciones como el acoso callejero, la violencia sexual y la explotación de mujeres en el comercio sexual y el narcotráfico, así como ejecutar eficientemente los programas estatales que abren casas de acogida, procedimientos judiciales especializados y prevención de situaciones de violencia. A su vez, hemos detectado que la creciente encarcelación de mujeres en el continente dice relación con la utilización de las mujeres por parte del crimen organizado y un paupérrimo acceso a la justicia.

Abramos el debate sobre las libertades y derechos sexuales y reproductivos

Durante 2018, hemos sido testigos de cómo el movimiento de mujeres ha impulsado el debate sobre la agenda de derechos sexuales y reproductivos. Compartimos los objetivos de Educación Sexual Integral para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir. Vemos, en la comunidad LGTBIQ+, una población donde no hay una promoción suficiente de sus derechos sexuales y reproductivos, al igual que el conjunto de sus Derechos Humanos.

Estamos segures de que, los puntos anteriormente desarrollados, son una expresión de la progresividad de los Derechos de las Mujeres, que no es otra cosa que progresividad del Derecho Internacional de los Derechos Humanos en su totalidad, el avance de una democracia sustantiva sin fronteras y la consolidación de un desarrollo sostenible, a través de la transversalidad de la mirada de género en nuestros países y la implementación de la Agenda 2030.

Nos volvemos a nuestros países con la convicción de que sin feminismo no podremos construir socialismo.

¡SIN FEMINISMO NO HAY SOCIALISMO!

¡SE VA CAER!

Comité Americano de IUSY 18´
Asunción, Paraguay
13 de noviembre de 2018